Las cosas
Joan Didion y Catherine Millet están sobre la mesa de mi sala, acompañadas que una taza de café que me tocó calentar aún gustándome el café más bien frío. También está mi diario nuevo, lo dejé afuera en la lluvia y ahora tiene la calidad del papel seco que fue -en un punto- mojado. Sigo meditando si comprar uno nuevo o no, no es una decisión tan fácil, no es un objeto desechable y aún así mi ejercicio de estos días ha sido botar en bolsas de basura todos los objetos que creo "no desechables". No hacer un ritual, no enterrarlos, si no, desecharlos unglamorously en la basura y luego en la calle. Me doy cuenta de cómo me he llenado de objetos que contienen partes de mi, partes de otras personas o experiencias, supongo que cuando estaba más pequeña me hacían sentir menos sola, me daban la sensación de haber vivido, como un testigo que afirmaba con la cabeza cada que me cuestionaba si había vivido realmente. Ahora, la mayoría es tan solo basura colgada, pegada, cadáveres que nunca...