EX
El verano en Nueva York es muy húmedo, me recuerda a Doradal. Estoy sentada en la misma silla en la que me sentaba meses atrás cuando vivía acá. Entre los mismos edificios. Volver ha sido extraño, se siente como si aún existiera una línea de tiempo en la que vivo aquí, paralela a esta línea de tiempo en la que solo estoy de visita.
Últimamente me siento muy confundida, hay bruma muy densa a mi alrededor y no me queda más que contarme los dedos de la mano y arrancarme los cueritos de las uñas. No hay nada más.
Puedo ver como sopla el viento, pero no lo siento.
Tengo tanto por decir y escribir, tanto por hacer pero no veo manera de hacerlo. Siento como si estuviera en un sueño, en los que uno no puede coger algo por más que quiera. Siento como si fuera un fantasma que no logra materializarse lo suficiente para afectar la materia.
No he hecho mucho con respecto a la ciudad estos días, me he dedicado más bien a ver a todos mis amigos. En 2 días vi a todas las personas que son importantes para mi en Nueva York. Los amo a todos profundamente y -mejor aún- se y siento que me aman a mi. Amo ser amada y poder amar.
Hoy iré a Manhattan a reunirme con mis jefes, es la primera vez que voy a ir a "la ciudad" en esta visita, me invitaron a almorzar, trabajar e ir a tomar algo luego. Pretendo escaparme e ir a BookMarc, la tienda de libros de Marc Jacobs. Caminar por la ciudad en chanclas, claro que me voy a poner zapatos para conocer a mis jefes, solo porque reservaron una oficina en park avenue, aunque para ser honesta aún seré la persona menos bien vestida del edificio, aún se me verá en la cara la inmadurez, el miedo que solo brilla en la juventud. Supongo que no está mal, a comparación de complexiones parcas, domadas por el tiempo y la vida.
No tengo ninguna idea, ningún deseo, pero no porque no quiera, es como si no pudiera. Estoy haciendo fuerza, tanta que me enferme. Me dio gripa, cosa que no pasaba hace mucho tiempo. No medito hace mucho, ni rezo tampoco, esos rituales me mantienen sana. Pero como ya he dicho, no es que no quiera, es que no puedo. Tengo la voluntad enferma. O perezosa.
Mi amigo Dora me ofreció su apartamento para quedarme unos días más, no creo que tome su generosa oferta. Hay que saber cuando irse.
...
Mientras camino por las calles llenas de gente, tiendas, cosas que nunca veo ya... me atacan los pensamientos y al mismo tiempo vivo con una presencia inamovible. Mi planta Arthur Rimbaud I, sobrevivió con el cuidado de mi ex roomate, no se ve tan consentida y rozagante como cuando yo la cuidaba, ahora es más opaca, tiene más cara de maleza, ha cogido carácter y se nota que quiere sobrevivir a toda costa. Me acerco y puedo aún leer en la matera de barro, las letras en lápiz que escribí hace más de un año. Su nombre. También moví la tierra y encontré un pedazo de cabello que había enterrado, una moneda y un incienso. Lo bote todo a la basura. Probablemente me corte un mechón y lo vuelva a poner. También le corte las hojas muertas y le puse agua. Le di un beso como lo hacía siempre. No dije nada, solo le cante "Jealous guy" de John Lennon. No se si me siento culpable por su abandono después de todo el amor que le di. Nunca entendería que no se puede viajar con cosas vivas. Podría hacer una reflexión al respecto pero es -tal vez-, innecesario.
Ayer fui a un restaurante Thai llamado Mao Mao a unas cuadras de mi casa -mi ex casa- fui, con mi ex amante, fue como entrar a un pequeño bungalow en Tailandia en la mitad de Brooklyn. Ahí adentro, muriéndonos de calor, tomando sopas condimentadas le dije a Cole: "Aveces las personas se quejan de sus plantas, por no florecer, por no ser lo que se supone que deben ser: Hermosas, adornos, siempre vivas. Cuando lo hacen y yo estoy presente, no me queda más que decir casi llorando que no todos florecemos tan rápido como deberíamos y a pesar de ello estamos haciendo lo mejor que podemos".
Para terminar, no he podido fumar, porque tengo gripa y no soy una bestia, no podría. Pero no fumar cosa que amo tanto en la ciudad que más amo, mientras el resto del mundo -al menos los fumadores- continuan sus meditaciones ha sido duro. No creo poderme fumar un último cigarro antes de irme. Así que empacaré mis Marlboro Gold en la maleta, cosa que no puedo hacer con Arthur pero tal vez lo simbolice y me devolveré por donde vine.
Brooklyn, NY.
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