Convicción

Ejercicios de caracter. El hecho de que me guste Charles Bukowski no quiere decir que vaya a violar a una mujer en un ascensor, que lea a Henrry Miller no significa que vaya a secuestrar a una niña de 15 años y convertirla en mi concubina. Las cosas no nos convierten. Ayer hablaba con alguien mientras caminaba por el paseo Cervantes, ya estábamos muy borrachos y le preguntamos a alguien de máxima izquierda que como ejercicio mental, experimento y juego escogiera entre 2 personas de extrema derecha como presidente, la única condición era que debía escoger. La persona se enojo tanto que se fue. Nos fuimos riéndonos y preguntándonos por qué las personas no podían imaginar participar de un simple ejercicio, un experimento, un juego; tal vez por miedo a que eso refleje algo de quien son. Rara vez lo que decimos, incluso lo que hacemos reflejan quien realmente somos, y quien realmente somos no tiene nada que ver con este mundo, no habla ese lenguaje, lo que somos en esencia no responde ante los códigos socio-politico-culturales. En fin, grite ¿a quién le importa? nadie esta en lo correcto o equivocado. Todos estamos y ya. Por ejemplo el concepto de Dios, que tanta sangre ha derramado históricamente. ¿A quién le importa y por qué queremos que otro tenga el mismo Dios? Si Dios es algo que se nos escapa, algo de lo que no tenemos idea, un sentimiento una sensación, tal vez Dios esta hecho de cada palabra, pensamiento y sensación que cada ser tiene, eso le hace infinito. Cuando las convicciones están mal fundamentadas es cuando a la gente le da miedo jugar, y qué si ladro como perro y le lamo la cara a la gente, al segundo puedo estar parada erecta teniendo la conversación más elocuente que he tenido en mi vida. Las cosas solo condicionan a los condicionados. Somos perros que aprendieron a hablar. 


Creo que la vida es muy simple es tan sencilla que no hay que hacer nada, pero ahí llegamos nosotros con nuestro delirio de persecución y empezamos a construir todo esto, y ahora, víctimas de nuestro propio invento intentamos revelarnos en contra de lo que hemos creado. Pero regresemos al criterio, la ética, los valores. Hay cosas que nunca haría como por ejemplo ser deshonesta, pero no porque juzgue la deshonestidad -lo hago- si no porque he hecho un compromiso conmigo misma basado en la convicción de que no quiero ser una persona deshonesta. Ahora, si un amigo o mejor, un autor es deshonesto lo más probable es que me ría de ello y lo disfrute, hacerlo no me convierte en un ser deshonesto. Además, en ciertas esferas de la vida da mucha satisfacción que alguien le transmita una sensación o experiencia a uno, sin tener que vivirla de primera mano. Otro ejemplo, hay un autor, que tiene un cuento y en él es un habitante de calle me encanta por unos minutos estar en sus zapatos y gozar la vida de ese personaje, o en otro libro que la protagonista es una puta, que maravilloso impregnarse de vidas y ver a esas personas, incluso un asesino, el de Satanás de Mario Mendoza, ¿qué me impide ser él más que mi convicción y voluntad? y si es así nada puede dañarme o corromperme. ¡Eso! Las personas temen a la corrupción del espíritu, y esto no es un tema religioso hay asesinos y ladrones que tienen el espíritu más intacto que una ama de casa, claro, y viceversa. La vida que uno lleva solo refleja el espíritu con la posición en la que uno se planta en el mundo. Impecablemente sea lo que sea que decida ser. Un gavilán no es un ser despiadado por comerse los polluelos de los otros pájaros, es un animal decidiendo instintivamente todos los días ser impecable, implacable y ser el reflejo de su espíritu.
No me gustaría ser juzgada por estas palabras, nada es tan solido y no considero nada realmente mío mucho menos opiniones, sentimientos y palabras. No importa pues nadie lee esto. Sin embargo, si hoy o en miles de años alguien decide juzgar a quien sea, que sea por solido, por ponerse nombre, por creer que sabe algo que es una verdad absoluta, por ponerse sus opiniones como se pone la ropa e identificarse con ello. Ahora que lo pienso, me corrijo cuando dije que lo que hacemos no dice nada de quien somos. Si algo dice qué somos es lo que hacemos pues si esta hecho bien -y no importa qué sea- está hecho con convicción, voluntad y conciencia. Así que volviendo, si hemos de juzgar a alguien, que sea por no tener convicción. 

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