perdido/neurótica


Me encanta cocinar con ajo y con cebolla, odio hacerlo para la cena, porque no importa cuantas veces me lave las manos, ni qué tan bien lo haga, siempre termino durmiendo con las manos oliendo a cebolla. Los ceniceros en mi balcón son piscinas para las colas de los cigarrillos que me fumo, y me gustaría pescar los sentimientos y pensamientos que he tenido,  los que mis amigos y amantes han pensado al fumárselos aquí en mi hogar. 

La vida es como un video juego, mi vida por lo menos, el código es mi espíritu y es lo único que realmente me importa, luego toma una forma material que ese ve de cierta manera. Es la única razón por la que creo que le presto atención al mundo ¿qué dice el mundo del código? no se lo suficiente de coding para ampliar mi analogía así que seguiremos por otro lado. Sigo sin encontrar mi libro de Susan Sontag, no está en ningún lugar, una amiga me recomendó coger un santo y encerrarlo en un nudo de tela y decirle que cuando aparezca el libro lo desataré. Pero me pareció un negocio muy violento, quién soy yo para atar un santo en un nudo ¿qué me haría el santo a mi? siendo él, un santo y yo una gueva buscando un libro. 

Últimamente me da pena hablar porque de lo único que me da para hablar es de lo perdido/neurótica que me siento. Así que callo, cuando puedo, cuando el desespero de la esperanza de que alguien pueda darme la llave que abre la puerta al otro lado me vence. Me estoy viendo The white lotus los domingos en la noche, como recompensa de mi desintoxicación de media, mi personaje favorito es Rick, una persona de buen corazón que simplemente esta demasiado trastornado por la vida. En uno de los capítulos, hace como 2 semanas, fue a un show de serpientes, antes de empezar el show ve las serpientes y lagartos ahí, consumiéndose en jaulas de vidrio y se conmueve profundamente, pregunta por qué están encerradas y su noviecita le contesta porque son venenosas y él responde algo como: el hecho de que sean salvajes no significa que deban estar encerradas. Nunca nada me había gustado tanto. No siento que sea una persona peligrosa o violenta en realidad, pero supongo que como todos si tengo una sed de caos, de ver qué pasa si el cuchillo se pasa de más. 

Hace unos días escribí: soy una bestia vestida de conejo. Me leí Caperucita roja, el cuento de los hermanos Grim mientras mi mamá se organizaba, el lobo se viste de la abuelita para poder comer. Un Dios del teatro si me lo preguntan. También en estos días le dije a mi terapeuta que si yo fuera un animal sería un conejo, se rió profusamente y me dijo que no. Que el hecho de que quisiera comerme todos los conejos del mundo no significaba que yo fuera uno, solo que me gustaban tanto, tanto, tanto que quería matarlos y comérmelos; porque uno desea ser todo lo que no es. Esto es una metáfora claro, hay gente que es conejo, gente que es pájaro, tigre, oso, burro, caballo, león... yo no estoy segura de qué soy, lo único que se con certeza -al parecer- es lo que no soy. Al pararme e irme mi terapeuta me dijo con cara muy seria que no podía comerme a todos los conejos porque son muy importantes. 

Me gusta más el café instantáneo que el de grano, más el barato y fácil que el caro y arduo. Pongo a hervir agua, cuchara de café y listo, salgo escribo en el balconcillo, me tomo ese café negro más negro que cualquier otro y me fumo un cigarrillo hasta que me coge el tembleque, hasta que la nicotina y la cafeína se estrellan dentro de mi. Ya solo me gusta estar alterada con café, cigarro o trago, y eso que el trago deja mucho estrago entonces con respeto, pero ya  el tiempo de las drogas de acabo me da pereza y miedo al mismo tiempo. El mundo es un lugar demasiado salvaje para estar tan distraído, el mundo es un lugar demasiado extraño ya de por si, pero no aparentemente, no superficialmente, pero si uno esta lo suficientemente  presente, empieza a ver como las líneas del mundo se mueven solas, sin necesidad ni ayuda de nada. 


Nota editorial: Termine Encuentros con el diablo, me dejo maluca, hay mas o menos 3 relatos que no terminan en desgracia. Yo pensé que un encuentro con el diablo era lo mejor que le podía pasar a uno para después ver a Dios, un buen consejero para cambiar de camino. El francés no opina lo mismo, además la mayoría de cuentos tienen que ver con la violencia del conflicto armado guerrillero colombiano, y eso mezclado con el pedacito de noticias que veo cuando visito a mi papá lo deja a uno temblando, repitiendo lo que dicen los viejos: "es que a usted no le toco el tiempo de la violencia". Luego me leí unos cuentos que se llaman: Piel de conejo de David Eufrasio Guzmán, un mancito de acá de Medellín, me recordó mucho a como escribe Luis Miguel Rivas, supongo que crecer hombre y antioqueño lo hace a uno chistoso y elocuente. Muy buenos. Me terminé Los Abismos de Pilar Quintana, wow, fue un sueño de fiebre que me duró dos días, no podía parar de leer. Para describirlo corto, es un libro narrado por una niña de 8 años llamada Claudia que esta rodeada de mujeres tipo Silvia Plath, románticas y profundamente deprimidas, que buscan a toda costa escapar del mundo. 




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