Beethoven pintado por Dalí
En mi libro de Los vinos de Gala de Salvador Dalí hay una pintura en especifico que es profundamente importante para mí y es Beethoven sentado en un mueble hecho de un mar furioso tocando el piano, junto a una rosa rosada, un pequeño cuadro, en un cuarto rojo. Lo que más amo es que Dalí hizo el aura de Beethoven, pinto su esencia, su alma, su talento, su acto creativo con luces azules y amarillas.
Estos días han sido días de ver, escuchar y sentir. Durante el día, en varios momentos cierro los ojos, y respiro profundo y siento la tierra bajo mis pies, la superficie en la que estoy sentada, los olores -que no huelo nada nunca porque tengo la nariz jodida- pero lo que más me enraíza son los sonidos: las hojas siendo acariciadas por el viento, los pajaros, las ardillas, los perros, gente estornudando, carros pasando... y así sea después de menos de un minuto, siento como si me hubieran bañado, embalsamado con algo mágico, como si Dios me hubiera hablado sin darme cuenta y solo me queda el sabor a gracia en el cuerpo.
Tengo un Jesus meditando que compro mi mamá en artesanías Rosalva o es Rosaura? el punto es que esta justo al lado del libro abierto de Dalí, abierto en la obra de Beethoven, son una composición que me trae paz, que me hace creer en mi travesía por esta vida a través del arte o en compañía de el.
También tengo a Patti Smith y Robert Maplethorpe en un afiche pegados en mi sala, los necesito como necesito a mis papas, pero los necesito no como cuidadores de este mundo físico si no como guías celestiales de la energía creativa.
En fin.
Envigado, Antioquia.
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