VOGUE del 2010 (terrible momento para la moda)

Nunca he sido particular -si he sido algo- probablemente sea: singular. En muchos sentidos, últimamente he pensado en que aunque he tenido amistad a lo largo de los años lo único que ha perdurado, lo realmente permanente soy yo. Nada ha durado lo suficiente y no debe, pero lo encuentro curioso porque muchas personas hablan de sus amigos de la infancia o de la adolescencia y yo no he recolectado personas en mi bolso, es más, mi bolso está lleno de objetos, conocimiento y memorias pero eso es todo. 

Hace unos días hice un mapa de los sueños, para ver si esta pequeña manifestación de "querer el futuro" seria suficiente para re-animar mi espíritu emprendedor tal como uno re-anima un corazón en paro. Y así fue, vi toda mi vida como si fuera una película, la vi clara frente a mí. Ví los caminos y hasta la cronología, todo en un vórtice de imágenes que recorte de revistas VOGUE del 2010 (terrible momento para la moda). 

Me siento más comoda cada día en mi piel, cada día como pétalos de rosa caen en mi cabeza y en mi cabello nuevas piezas de conocimiento pragmático que endulza y simplifica mi aveces complicado corazón. Los balances, ni del todo en el mundo de la magia, ni del todo en el mundo de los hombres, no dulce hasta cristalizarme, ni salada hasta quemar la lengua. En fin, balances que son siempre importantes y que lamentablemente no se puede llegar a ellos sin ver primero los dos extremos. 

Pero a veces y solo aveces me pongo a pensar en la guerra. ¿Por qué hay una guerra? y ¿quién me creo  yo para pensar que mi vida es complicada si lo tengo todo y además de eso no vivo en un territorio en guerra? al final siempre llego a la conclusión de que problemas grandes o pequeños, son problemas y que los problemas propios grandes o pequeños son los propios y ya está.

Ir a mi tiempo ha sido de gran ayuda. El tiempo en la vida como en los licores trae cadencia y sabor, como oír a una persona que habla entre suspiros. Nada sería igual y de seguro yo no me sentiría igual si no hiciera todo a mi tiempo lento o rápido. El tiempo de los demás o del mundo es una canción diferente, una canción que no tiene nada que ver con la mía, sonamos diferente, la mía es callada y dulce, como Liszt;  pero tal vez más humilde, o aveces más especial.

También me ha traído consuelo pensar en mis héroes a mi edad -menos Marc que ya a los 25 tenia colecciones con LV- aún ni en la mitad de su camino, héroes de nadie. Esa es la bondad del tiempo y como dice el cliché, cosas buenas vienen para el que sabe esperar. Y esperar no es sinónimo de quietud, para mí habla del merecer, habla del cultivar. Esperamos siempre un trabajo, o una pareja o un amigo ¿por qué no esperarnos a nosotros mismos?



Nota editorial: Perdí mi libro de Anaïs Nin, el de Henry y June, probablemente para lo mejor, Dios me salvo. Errores ya cometidos deberían siempre ser: errores ya aprendidos. Me termine esta semana The rum diaries de Hunter S. Thompson, el periodista más americano con el espíritu que nunca debió haber muerto y que lo hizo y por eso Norte America está muerta; pero eso para otra entrada, el punto es que el libro es un cuentico de casi 200 páginas sobre las aventura de este man en Puerto Rico como periodista de un periódico en inglés de San Juan. Es como llevar el mar en el bolso, recomendado. 

Envigado, Antioquia.






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